En la anterior entrada te hablé del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) que fue creado por la Asociación Americana de Psiquiatría. Dentro de este, se incluyen los trastornos de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos. No fue sino hasta la publicación del DSM V en 2013, cuando el trastorno por atracones se consideró como una entidad propia.
Hasta el DSM IV este se había recogido dentro de la amplia etiqueta de los trastornos de la conducta alimentaria no especificados. (TCANE). En este, el trastorno por atracones solo aparecía como criterios en investigación en el apéndice de criterios y ejes propuestos para estudios posteriores.
Definiciones técnicas sobre el trastorno por atracones como tal, las podrás encontrar en un montón de sitios. Lo que yo quiero es ayudarte a ti especialmente, a ti que has googleado acerca de este tema, y has llegado hasta mí Blog. Porque eso no es casual, y porque seguramente estés intentando identificar si tu, tu hija, tu madre, una amiga, un sobrino, un primo o un alumno están pasando por esto.
Al día de hoy, podemos decir que el trastorno por atracones como enfermedad clasificada se caracteriza por la aparición de episodios de ingesta compulsiva que se definen por dos características esenciales:
- La ingesta en poco tiempo de una cantidad de comida excesiva.
- La pérdida de control sobre esa ingesta.
Casi todo el mundo come en exceso de vez en cuando y ha podido sentir que comía más de lo que hubiera querido inicialmente. Eso puede no ser un problema, se convierte en problemático cuando:
- Sucede periódicamente. La frecuencia en la que debe suceder para cumplir el criterio diagnóstico es de al menos una vez a la semana durante tres meses.
- Se siente culpabilidad al respecto de esto, llegando a hacerlo a escondidas, cuando nadie puede ver o cuando se está solo.
Además, se tiene sentimientos negativos respecto del peso, los alimentos o la forma corporal de manera constante en la vida.
Si aún te cuesta ponerte en contexto y para que puedas entenderlo mejor, te pondré dos ejemplos:
- En la cena de Noche Buena, una persona come una cantidad abundante de alimentos. No deja de probar ninguno de los platos que su madre, su abuelo o su tía prepararon para esa ocasión especial. Se siente pesada, hinchada y algo incómoda físicamente después de hacerlo. Pero la sensación fue de disfrute, de compartir en familia en la mesa, y de festejar una fecha específica. Luego, retoma su alimentación habitual y en Noche vieja se repite la misma situación. Hay turrones, garrapiñadas, mazapán y frutos secos. La sensación vuelve a ser de llenitud, pero de gratitud por lo compartido. Al fin y al cabo, sabe que son dos días y cuando vuelve a su casa sigue eligiendo comer como lo hace normalmente.
- En la cena de Noche Buena, una persona que está a dieta se propone restringir al máximo la cantidad de alimentos calóricos que la familia dispondrá en la mesa familiar. Pasa el tiempo que dura la cena en tensión, luchando en su cabeza con ella misma para conseguir no comer pan, no probar las patatas o no comer más de un solo dulce. Cuando todos se van a dormir, se levanta por la noche y abre la nevera. Coge comida y se la introduce en la boca, de manera veloz, voraz. No piensa, simplemente introduce bocado tras bocado esperando no ser sorprendida por nadie más. Cuando acaba, vuelve a la cama. Siente incomodidad física, pero sobre todo mental. Siente culpa, remordimiento, asco. Se duerme. Se despierta al otro día proponiéndose controlar lo que come. Lo consigue hasta la noche, cuando la compulsión vuelve a ser incontrolable y la sensación de fracaso, decepción y desahuciamiento vuelve a invadirla.
La frecuencia y la emocionalidad, si hacen la diferencia y son claves para hacer un diagnóstico diferencial de el trastorno por atracones.
Te sugiero ver este post y en otra entrada te sigo contando datos de relevancia sobre el trastorno por atracones.
Si tú misma tienes dudas sobre estar viviendo esto, si conoces a alguien que podría estar sufriendo, escríbeme. Un profesional especializado es clave para que tu recuperación sea posible, sostenible y exitosa.